¿A QUÉ HUELE EL AYER?

Los olores nos contaminan, nos mueven. Nos arrancan de la silla y nos llevan a velocidad de vértigo a recorrer miles de kilómetros para dejarnos en aquella playa a las 5 de la tarde de aquel día, en el año que la visitamos. O nos sientan en la mesa de la casa , frente a una tostada donde la manteca dibuja miles de rostros y formas. Los olores son la marca patente de momentos vividos. Nada más contundente para redescubrir escenas, lugares, gente, países, situaciones, cosas, casas, miedos, gritos, besos, secretos, llantos.
Hoy me crucé con una mujer que olía como mi abuela, no ella, no; su saco olía como la ropa de mi abuela. No me refiero a un perfume, colonia, ni otro camuflaje. Esa mujer llevaba el olor de la piel, el pelo, las manos de mi abuela. Olía a avellanas, café, manzana, sopa,naranjas, jabón, spray todo junto, todo mezclado.
Es curioso como nos activa el olfato, inmediatamente me di vuelta con esperanza de que la vista fuera coherente con el recuerdo. Para nada, la única solución era cerrar los ojos para tenerla un ratito aunque sea. Bastó para decirle que me divertí muchísimo a su lado, que cada vez que recuerdo cuando me tapaba en la cama con su gesto tan cotidiano, me emociono. Que valoro tanto sus retos, sus enseñanzas al paso. Tantas leches, tantas sopas. Tanto, tanto, tanto amor.
El olor me ha quedado todo el día, aun puedo sentirlo. Valió la pena, al irme del bar, haberme girado y decirle –gracias, buen día- a esta mujer. Me miró, me saludó y no creo que haya imaginado todo lo que me dio. Señora, donde esté, gracias de nuevo. Abuela, te espero cuando quieras de nuevo.
¿A qué huele el amor?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por el camino de Swan!!!!
A lo Proust mi querido Juan
Claro que a él le evocaban los recuerdos de su niñez una magdalena remojada en el té.
Cada uno tiene su magdalena de Proust, vos el perfume, otros el gusto de un confite. Como cada uno tiene su ROSEBUD a lo CITIZEN KANE.

Cuál será nuestro trineo?


MARTINO DEL OESTE